Aquí tienes algunas de las pautas y prácticas comunes que se deben seguir:
Temperatura adecuada: Mantén los alimentos refrigerados a la temperatura recomendada para cada tipo de producto. Por lo general, los alimentos perecederos deben mantenerse a 4°C (39°F) o menos.
Vitrinas y estanterías limpias: Limpia y desinfecta regularmente las vitrinas y las estanterías donde se exponen los alimentos refrigerados para prevenir la acumulación de suciedad, moho y bacterias.
Rotación de productos: Utiliza el método FIFO (first in, first out) para asegurarte de que los productos más antiguos se vendan antes que los nuevos, evitando así la caducidad de los alimentos.
Etiquetado claro: Etiqueta claramente los productos con información sobre la fecha de caducidad, el contenido nutricional y cualquier advertencia necesaria (por ejemplo, alergenos).
Bandejas y envases adecuados: Utiliza bandejas y envases diseñados para alimentos refrigerados que sean fáciles de limpiar y que eviten la contaminación cruzada.
Higiene personal: Asegúrate de que el personal que maneja los alimentos refrigerados siga prácticas adecuadas de higiene personal, como lavarse las manos regularmente y usar ropa limpia y adecuada.
Control de plagas: Implementa medidas para prevenir la presencia de plagas, como insectos y roedores, en el área de exposición de alimentos refrigerados.
Seguridad eléctrica: Asegúrate de que los equipos de refrigeración estén en buen estado de funcionamiento y cumplan con las normativas de seguridad eléctrica para evitar cortes de energía que puedan comprometer la temperatura de los alimentos.
Capacitación del personal: Proporciona capacitación adecuada al personal sobre prácticas seguras de manipulación de alimentos y sobre cómo mantener la temperatura adecuada en las vitrinas y neveras.
Muestreo y análisis: Realiza muestreos y análisis periódicos para asegurarte de que los alimentos refrigerados cumplen con los estándares de seguridad alimentaria y calidad.